miércoles, 5 de marzo de 2008

Dame aire


Hay tanto con que empezar. ¿Cuántas cosas podría mencionar? Miles, pero a ti ni una palabra. No puedo hablarte, porque no me nace hacerlo. Me gritas, me miras, cierras la puerta. Me ahogo.

Hay tanto que deshacer. Estás en la mesa, miro mi comida. Me miras otra vez. ¿Qué hago? Te paras, acomodas la silla, me quedo sola. Me ahogo.

Hay tanto que contar. Estoy en mi cuarto, tocas la puerta. ¿Todo bien? Si (como siempre). Vuelvo a mi libro, me miras pensativo, cierras la puerta. Sola, otra vez. Me ahogo.

Hay tanto por hacer. ¿Por qué no sales? Porque no quiero. ¡Anda con tus amigas! No quiero. ¿Por qué no? No quiero. Me miras triste, ya llegamos. Bajo con lágrimas que no viste. Me ahogo.

Hay tantos lugares a donde ir. ¡Vamos! No puedo. ¿Por qué? Estoy resfriada o con fiebre o no me dejan. Me quedé dormida. Nunca fui, se me pasó. Me quedo en silencio, sola una vez más, con palabras que nunca vas a escuchar. Me ahogo.

Hay tanto que escribir y tan pocas palabras para expresarlo. Mantenerme haciendo algo, eso es lo que quiere que haga. Eso es lo que estoy haciendo. Eso es lo que no quiero hacer.

Y sigo ahogándome.

martes, 4 de marzo de 2008

Quiero una estrella

Quiero una estrella. Como en el cuento para Margarita de Bayle, quiero encontrar una estrella e ir y alcanzarla, tomarla y llevármela para decorar un prendedor.

Es un poco difícil, pero quiero mi estrella. Una muy grande, blanca y que emane rayos largos de luces de colores, brillante.

¿Qué tiene el prendedor? Un verso, una perla, una pluma y una flor. Si tengo mi estrella estaría completo. El verso lo tengo, la perla también. La pluma no la quiero, la cambiaré cambiar por algo más. Quizás por un corazón, para no olvidarte nunca.

El verso, el perfecto: “me gusta cuando callas, porque estas como ausente”. La perla, algo único, representa el mar. Ese que tanto me gusta, ese donde se oculta mi estrella y donde viven tantas criaturas místicas, como sirenas y tritones.

Solo me faltas tú, mi estrella, que estas tan lejos pero tan cerca a la vez. Te puedo ver, pero no tocar. Te puedo querer, pero no tener. ¡Que suplicio! Si yo te quiero, ¿por qué tu no me puedes querer? La distancia no importa, la distancia no impide. Te voy a alcanzar, sin importar la lejanía. Voy a llegar, te voy a tener en mi prendedor para siempre.

Solo déjame llegar, permíteme tenerte.