martes, 4 de marzo de 2008

Quiero una estrella

Quiero una estrella. Como en el cuento para Margarita de Bayle, quiero encontrar una estrella e ir y alcanzarla, tomarla y llevármela para decorar un prendedor.

Es un poco difícil, pero quiero mi estrella. Una muy grande, blanca y que emane rayos largos de luces de colores, brillante.

¿Qué tiene el prendedor? Un verso, una perla, una pluma y una flor. Si tengo mi estrella estaría completo. El verso lo tengo, la perla también. La pluma no la quiero, la cambiaré cambiar por algo más. Quizás por un corazón, para no olvidarte nunca.

El verso, el perfecto: “me gusta cuando callas, porque estas como ausente”. La perla, algo único, representa el mar. Ese que tanto me gusta, ese donde se oculta mi estrella y donde viven tantas criaturas místicas, como sirenas y tritones.

Solo me faltas tú, mi estrella, que estas tan lejos pero tan cerca a la vez. Te puedo ver, pero no tocar. Te puedo querer, pero no tener. ¡Que suplicio! Si yo te quiero, ¿por qué tu no me puedes querer? La distancia no importa, la distancia no impide. Te voy a alcanzar, sin importar la lejanía. Voy a llegar, te voy a tener en mi prendedor para siempre.

Solo déjame llegar, permíteme tenerte.

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