sábado, 5 de diciembre de 2009

Rueda

No mires el reloj
deja pasar el tren
pero no me dejes pasar a mí

sin recordármelo todo
suéltame afuera
inmediatamente
para comerme el pasado

que ahora siento
inverosímil y podrido

sin suelo y sin aire
no puedo volar
ni flotar
ni regar
las flores que juntaba
en mis faldas
siendo niña y gorda
con cabeza de bacinica
“pero linda siempre”
me decía mi papá
con una sonrisa de papa noél
en quien había dejado de creer
hace mucho tiempo
aunque mi mamá me dijera
que lo vio cuando pequeña
es mentira yo lo sé
como también se fumar
y preparar crepés
pero no escapar

nunca pude escapar

viernes, 6 de noviembre de 2009

Entre una reja y mucho espacio

Con mis pasos indiscretos
Confirmo mi pasaje
mi aliento débil
mi cansancio
mi locura

Atrapada en mi claustrofobia
El cielo está más lejos
Ya no se dónde ir
Soy una identificación
En un mar de incertidumbres

No miraste atrás
No lo hagas nunca
En vano espero
Un retorno
Que nunca llegará

domingo, 1 de noviembre de 2009

Nuevo comienzo. Hoy todo cambia.

Hoy comienza noviembre.
Es decir, termina octubre.
Es decir, no más turrón.
Es decir, no seremos gordos
nunca más.
Nunca más hasta el próximo octubre.

lunes, 12 de octubre de 2009

El segundo poema escrito por mí en mi primer poemario


Continuando con la transcripción de mi pequeño cuadernito de poemas, les presento mi segunda grandísima obra, llamada “El Columpio”. Me acuerdo que lo escribí en la casa de Lorian mientras me balanceaba en un columpio oxidado que tenía en su jardín. Gracias a tu columpio, Lorian.


Les recuerdo que estoy transcribiéndolos exactamente como los escribí en mi cuadernito. No les estoy arreglando la ortografía, sintaxis o versificación. Espero que les guste (en realidad, no lo creo).


El columpio


Si estas en un columpio y no puedes parar de columpiar haz lo que te digo que te va a encantar: Piensa que eres un ave y volando estás, que los hombres de abajo son hormigas trabajando en páz, que vuelas tan rápido como un aguila y no quieres parar de volar. Cuando termines ya verás, que el columpio ya paro de columpiar.

jueves, 9 de julio de 2009

Cri cri cri

Un día, el bichito se levantó.
Se sentía extraño por alguna razón.
Él no lo sabía, pero tenía una misión.
Que, en realidad, le daba comezón.

Caminó por el sendero perdido.
Dulce y olvidado, se había ido.
No tenía momento ni motivo.
Simplemente, lo había decidido.

No tuvo miedo de la sorpresa.
Quizo ser alguien de la realeza.
No mintió cuando habló de su proeza.
Todos lo querían y admiraban su pureza.

Pero un día el bichito se durmió.
No puso alarma y nadie lo despertó.
Se internó en lo profundo y la gente lo olvidó.
Le dio pena y se murió.

lunes, 27 de abril de 2009

En mi balcón, melocotón


Aquí, una vez más. Hace mucho que no salía a observar. Mucho ha cambiado. Las hojas amarillentas inundan el suelo, en nuestro otoño barato. En este país jamás se diferencian las estaciones, sólo hace calor o frío. Últimamente, sólo hace frío. Frío en todos lados. Frío en mis manos y en mis pies, frío en el vaso de agua sobre la mesita y frío para la flor que me regalaste, que yace moribunda y chueca en su envase de porcelana. Está triste, igual que el resto de la naturaleza, que sólo puede caer, dejándose llevar por una fuerza mayor. Es igual. No pueden hacer nada al respecto. Va en contra de sus características. Ahora sólo puedo pensar en una pregunta. Una que me parte la cabeza en mil pedazos todos los días, a cada minuto. Una que se incrementa de forma constante y que no permanece quieta, sólo se agranda y se agranda y se agrava. Una que es: ¿y ahora? Ahora no sé. No sé nada. No tengo qué esperar ni quién me espere, porque el tiempo no se va a detener jamás. Sólo pasa, arma y desarma. Y yo inhibida de todo acto o reacción. Intimidada por el futuro y por las expectativas que ya creé. Yo en la nada y alejándome de la solución. ¿Dónde estoy? En el balcón. El eterno, cómodo y lindo balcón. ¿Dónde voy? En eso estoy. ¿A dónde voy a llegar? Espero que a algún lado. Por ahora, me conformo con ver las flores caer. Poco a poco. Una por una.

lunes, 20 de abril de 2009

Me dijo que piense en cosas bonitas...

...e inventé mi parcela de cielo.

Estaba yo dormida en la cama de sábanas blancas y me despierta con un beso. Lo abrazo y cierro los ojos otra vez, pero los abro a los pocos segundos. ¿En qué otra cosa me gustaría pensar? Si ya estoy viviendo en mis propios sueños.

Me levanto y me arreglo el vestidito de dormir, de seda, también blanco. Miro en el gran espejo frente a la cama. Me observo. Luego, termino sonriendo, por primera vez en mucho tiempo. Estaba conforme con lo que veía. Estaba orgullosa de lo que veía. Estaba feliz de lo que veía.

Comienzo a jugar dando vueltas, divirtiéndome mientras el vuelo de mi vestido volaba a mi alrededor. Cuando el mareo me gana, decido tirarme en el suelo, y me doy cuenta que las paredes son muy altas. Y es que en ese lugar no hay límites, no existen los parámetros, todo va por cuenta propia.

De repente me doy cuenta de algo: no sabía dónde estaba. Fui corriendo a la ventana, riéndome, como una niña. La abro y me encuentro con un gran jardín, verde y frondoso, con miles de flores de todos los colores. Después de salir a investigar todo el lugar, no dejaba de sorprenderme. Habían tantas cosas lindas, todas juntas en el mismo lugar.

Me detuve a respirar. Hace mucho que no lo hacía, respirar con detenimiento, aspirar ese aire tan puro. Me tiro en el pasto, con los ojos cerrados, sin dejar de respirar, y se echa a mi costado. Lo miro, me sonríe y toma mi mano. ¿Acaso falta algo?

Claro que falta algo. Falta que se vuelva realidad.

domingo, 19 de abril de 2009

Ni el beneficio de la duda.


No escucho y no digo más. No duermas, despierta, comienza a buscar. No sé buscar. Entonces, no sé encontrar. No sé hablar, entonces no sé sacar. Tampoco sé callar. Tampoco sé saber. Entonces, no sé entender. No sé ignorar. No sé frenar. No sé mirar. Entonces, no sé observar. Tampoco sé escribir. No sé leer. No sé expresar. Entonces, no sé defender. No sé escuchar. No sé tocar. No sé cortar. Entonces, no sé querer. No sé mentir. Tampoco sé reir. No sé llorar. Entonces, no sé vivir. No sé discutir. No sé argumentar. No sé correr. Entonces, no me puedo esconder.
¿Y ahora?

viernes, 16 de enero de 2009

El primer poema escrito por mí en toda la historia


Tengo algo que contar. Hurgando en la inmensidad de mi alcoba, encontré mi libro de poemas de cuando era muy pequeñina. Encontré el primer poema que escribí en mi vida. Me emocioné mucho y me afané horrible. Ahora lo compartiré con el mundo, poniéndolo en dominio público. Lo voy a escribir tal cual lo escribí en mi libro de poemas, para mí no existía la normativa aún, ni sabía qué eran los versos. Al parecer, sí sabía algo sobre tildes, pero en fin. No se burlen. Aquí va.


El amor

El amor, el amor es tan dulce como un bombón. Para el amor nesesitas muchas gotitas de dulsura y una ñisca de perdón, un poquito de espera y tres cucharitas de corazón, tres deditos de paciencia y dos cucharadas de pasión. Bate, bate y deja reposar que cuando listo esté un corazón saldra.

María Joaquina Maldonado Carreras
Diciembre, 1999

jueves, 15 de enero de 2009

I´m walking on sunshine

Al fin se fue la oscuridad
ya no me siento perdida
nunca más
contigo se completa
mi angustia se esfuma
como si nada
se va la incertidumbre
ya no siento aquel nudo
en mi garganta
de imprevisto, sin espera
como si nada llegaste
de sorpresa
para quedarte conmigo
y ayudarme y guiarme
no te vayas
que eres mi luz intermitente
la que me alumbra al avanzar
cuando camino
y cuando tengo miedo
no quiero abrir los ojos
y te miro
no hay nada que temer
me dices con sigilo
y sonrio
porque no haces más
que hacerme suspirar
soñando
esperando jamás despertar
de esta ilusión tan real
especial
que con el tiempo crece
y se siente aún más
creerás
que te quiero como nadie
en este mundo lo hará
por siempre
ahora estoy segura
no necesito nada más
porque
contigo se completa
y no hay más.

domingo, 4 de enero de 2009

A ver si adivinas

Ahora sólo pienso en verte. Hace tanto que no hablamos. Hace tanto que no me detengo a observarte, aunque sas de los más ingratos e indiferentes. Yo sigo aquí, viéndote caer, día tras día, verano tras verano. Historias y más historias, las sabes todas. Sabes las mías y las de la humanidad, sabes la respuesta a todo, pero no dices nada. Al fin y al cabo, no me sirve saber que tú sabes, si ni siquiera lo tomaróas en cuenta. Jamás me lo vas a decir, y yo te lo digo todo como una completa demente que intenta captar los sentimientos tan abstractos y lejanos del horizonte, que veo siempre, día tras día, verano tras verano. Ni siquiera prestas atención a lo que te tengo por decir. Como si te importara. Sólo cumples tu deber de ser el compañero ficticio y aparentemente fiel al que puedo pedirle miles de deseos que jamás va a cumpir. Tengo una suerte de la que carecen otros. Yo sí observo, te observo. Aunque se burlen t me crean de otro mundo, bohemia y perdida. Y la verdad es que sí, quizás tengan razón. Sigo perdida, aún me siento perdida. No sé por dónde ir y por qué puentes debo cruzar, o qué caminos debo evitar. Tú te limitas a seguir un ciclo eterno, por el restu de tu casi infinita vida. Qué fácil es ser tú, y qué difícil es estar perdido. Aún no sé dónde estoy ni hasta dónde voy a llegar, pero creo qye es esa la magia de la vida, la incertidumbre por lo venidero, la certeza de seguir viviendo. Eso es mejor que segui un ciclo ya establcido, ni siquiera por ti mismo, sino por factores externos y leyes complicadas que quizás jamás entenderé. Conoces tantos mundos, qué envidia. Yo sólo vivo en la rutina, o escapándome de ella. Tú te sientes amarrado a una vida de por vida. Yo puedo escribir mi propia historia. Ahora debes ser tú el de la envidia fortuita. Y tú también puedes ser tan cruel. Tu apariencia apacible e inofensiva engaña a cualquiera, pero yo no encajo en esa designación. Yo no soy cualquiera. Me doy cuenta del daño que también puedes causar. Lo peor es que lo sabes y no sientes ninguna clase de remordimiento, porque no eres tú el que expone sus peligros. Es la multitud la que cae rendida ante tu majestuosidad innata y terminan lastimados. Tienes tus trucos, tus encantos. Enamoras a cualquiera, como a mí, desde siempre. Aunque sepa tanto tus virtudes como tus defectos, no puedo dejar de ceder ante tus encantos. Eres real, y la realidad ya no es cosa de todos los días. La realidad ya no existe. Eres el único que permanece totalmente como es, sin necesidad alguna de una máscara o truco que puedas esconder. Sólo desprendes magia y ternura y pensamientos y revuelves emociones una y otra vez. Pero, una vez más, tu deber está establecido y no eres nadie para cambiarlo. Yo sí tengo la potestad de crear mi propio destino con mis caidas y regresos al rumbo. Eres tú el que debería de envidiarme.