lunes, 20 de abril de 2009

Me dijo que piense en cosas bonitas...

...e inventé mi parcela de cielo.

Estaba yo dormida en la cama de sábanas blancas y me despierta con un beso. Lo abrazo y cierro los ojos otra vez, pero los abro a los pocos segundos. ¿En qué otra cosa me gustaría pensar? Si ya estoy viviendo en mis propios sueños.

Me levanto y me arreglo el vestidito de dormir, de seda, también blanco. Miro en el gran espejo frente a la cama. Me observo. Luego, termino sonriendo, por primera vez en mucho tiempo. Estaba conforme con lo que veía. Estaba orgullosa de lo que veía. Estaba feliz de lo que veía.

Comienzo a jugar dando vueltas, divirtiéndome mientras el vuelo de mi vestido volaba a mi alrededor. Cuando el mareo me gana, decido tirarme en el suelo, y me doy cuenta que las paredes son muy altas. Y es que en ese lugar no hay límites, no existen los parámetros, todo va por cuenta propia.

De repente me doy cuenta de algo: no sabía dónde estaba. Fui corriendo a la ventana, riéndome, como una niña. La abro y me encuentro con un gran jardín, verde y frondoso, con miles de flores de todos los colores. Después de salir a investigar todo el lugar, no dejaba de sorprenderme. Habían tantas cosas lindas, todas juntas en el mismo lugar.

Me detuve a respirar. Hace mucho que no lo hacía, respirar con detenimiento, aspirar ese aire tan puro. Me tiro en el pasto, con los ojos cerrados, sin dejar de respirar, y se echa a mi costado. Lo miro, me sonríe y toma mi mano. ¿Acaso falta algo?

Claro que falta algo. Falta que se vuelva realidad.

No hay comentarios: