miércoles, 26 de abril de 2023

¿Será que sí?

Hoy pensaba que, cuando te escuché hablar, no te reconocí. Me había olvidado cómo es que sonaba tu voz en lo cotidiano. Te recuerdo siempre, tu imagen estática (mirándome, sonriéndome) está presente en mis pensamientos constantemente, pero tu sonido lo había perdido. Eso que es justamente lo que te identifica, lo había olvidado. ¿Será que ya está pasando? ¿Estaré ya más libre de tu sombra?

Pero luego pienso en mi cumpleaños. Tú no querías celebrar, querías celebrarme. Yo no te entendí, lo siento tanto. Pienso que es el momento en el que yo ya debería haber dejado de "idealizarte" y leo y leo y busco y busco... Todos los mensajes relacionados a vínculos finitos, a razones por las que necesita uno liberarse, me suenan lejanos. Me son ajenos. ¡Esto no es! No, ¡esto tampoco es!

Esto sí es. La verdad cruda y podrida es que, aunque yo sienta/crea/piense lo contrario, aunque yo me marchite buscando razones, no encuentro ninguna lo suficientemente decente como para decir:

- Sí, esto se tenía que acabar. Qué bueno que acabó.

-      Qué bueno que acabó.

-             Qué bueno que fue para siempre. 

Tú quizás la sabes y por eso la incertidumbre no hace que se te revuelvan los intestinos de nuevo.

Yo tengo los sesos cocidos de puro sobrepensar. ¿Seré sólo yo? ¿En qué estarás pensando tú? ¿Ya comiste?

¿No me quieres dar un último abrazo?

Abrázame bien, no como perrito asustado. Así no se despiden dos personas que se han querido tanto. ¿O  es que yo jamás había querido así? 

Sabrás, tengo más preguntas que pecas en los hombros.



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