domingo, 8 de junio de 2008

Nada nuevo, cosas que pasan

¿Cómo hacer cuando no se sabe qué hacer? Sarcástica pregunta, pero es una situación comprensible. Siempre que sucede que te esfuerzas por algo, que de veras quieres salir adelante, aparece un hueco tan grande, que la dificultad se eleva a la máxima potencia.
Que frustración es sentir que no puedes más, que horrible es querer darse por vencido. Es una de las sensaciones que me disgusta más, sin embargo está tan presente en mi vida, que me complica de veras en el paso de los días. Verte y no quererte, sentirte ineficiente y, al fin y al cabo, la autoestima se limita a hacer acto de presencia. Maldita autoestima.
Sentirse vacía, cuando parece ser que estás llena de vida. La maravilla de la actuación me facilita las cosas. Es más fácil, o, por lo menos, menos difícil, hacer pretender a la gente que todo está bien, que no existe ningún problema. Que el alrededor te abrume sería solo un factor más para juzgarse peor. La lástima sólo empeora las cosas. Es preferible ser “feliz” y oidos sordos. Nada está pasando. Todo está bien.
Y ahora, no hay más que hacer. Sólo queda esperar y ver que cambia. Ojalá algo cambie, porque siento que de mí ya nada depende. Si ya lo di todo, no puedo dar más. A nadie le gusta sentir esta degradante sensación, sin embargo no puedo quitármela de la mente.
Simplemente, ya no puedo.

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