jueves, 4 de diciembre de 2008

En mi balcón, tigresa

Hoy es un día más o, ¿acaso uno menos? Interesante teoría. Uno más para la vida y a la vez uno menos para la cuenta regresiva. Cada vez estás más cerca. Vas a llegar irremediablemente, como un golpe en la sien. No quiero que llegues. No todavía. Y siguen pasando los minutos, no se detiene la perversa cuenta. Qué insoportable. ¿Es que acaso jamás te vas a detener? Existen ocasiones en las cuales “la espera” es encantadora. Te ilusionas y te desmoronas ante las míseras probabilidades de que pase lo que imaginan tus más inocentes utopías, esas en las cuales piensas antes de dormir y que hacen que aplastes la cara en la almohada, abrazándola nerviosamente, con una sonrisita pícara. Nada de tonterías. Ya sabes lo que pasa cuando confías tanto en tus fantasías. Es hiriente saber que lo que esperas que pase definitivamente no va a pasar, y que lo que no quieres que llegue eventualmente ocurrirá. Sería extraordinario que fuera al revés. Cambiaría mi perspectiva de vida y mi ya antes mencionada “teoría fatalista”. Me gusta esperar. Me encanta estar entusiasmada. Me encanta desilusionarme y me encanta que me hieran. Soy soñadora, no tengo remedio. No puedo pensar sin irme por las nubes con ponies de colores, flores por todas partes, chocolates y un arco iris. La teoría fatalista me ayuda a no hundirme en tantos colores, la vida no es policromática en la mayoría de casos. Por ahora disfruto de la vista y del viento cálido de verano, mientras que observo el atardecer con detenimiento. Es un día hermoso, de los pocos. Hace frío y la madera cruje, pero siento que podría quedarme allí para siempre. La flor que me regalaste sigue en pie, permanentemente en la mesita donde la colocaste. Todo es tan perfecto. El sofá blanco con flores rosadas, las barandas de madera, la mesita barroca, los cuentos de Edgar Allan Poe, heredados del nonno, a medio leer y la flor amarilla inerte. Siento que tu voz me llama entre las brisas, mientras que también puedo olerte entre las sombras de la noche, que ya se avecina. Da igual. Sigue la cuenta regresiva y el aumento del tiempo. Sigue acercándose el día. Sigo soñando tonterías. Y, sobre todo, sigo esperando tu venida.

4 comentarios:

Andrea Llinás Vahos dijo...

Maldonado, me matas con tus posts. la melancolía le hace bien a tus palabras. Pero quiero que sepas que lo policromático SÍ es lo más común, en este mundo donde nada es en blanco y negro, solo áreas grises, y en esas áreas grises, están los puntos multicolores que resetean lo gris e insertan el cambio. uno de esos puntos eres tú. no te ahogues en lo gris. y tampoco te dejaré hacerlo. :)

Anónimo dijo...

Brother.. no calculas como me he reido. Si, de nuevo, lo sé. Es que el hecho de ya haberlo escuchado de ti oralmente.. fue demasiado inedito! jajaja

te amooo

Joaquina Maldonado dijo...

Ap eres una cojuda, para colmo comentas en otro post, no en el de la pesadilla. Pelotuda. Jajaja, te amo.

Anónimo dijo...

el otro día vi a la tigresa del oriente.

PD: bleudep