viernes, 6 de abril de 2018

En mi balcón, viajera

Claro, qué tanto puede decir una escritora de medio pelo. Si hasta hoy es difícil leer porque las páginas huelen a café y cigarros. El problema es que no hay historia por mi ceguera autoinflingida.
Qué injusta fui contigo. Qué traviesos fuimos al decidir que no queríamos pensar en las distancias. ¿Cuántas veces crucé la frontera? ¿Te acuerdas? En algún momento dejé de contar.
Una escritora de medio pelo tiene mucho por decir sin encontrar la forma adecuada para hacerlo. Eso la hace una mala escritora, justamente. Cuánto disfrute, cuánta angustia cada vez que bajaba las escaleras y estaba en un nuevo lugar. Y estaba lloviendo y yo con mi maleta en la mano y el pasaporte en el orto para que no me lo roben. "Que te roben todo, pero el pasaporte en el calzón" me dice mi mamá cada vez que no encuentro mi pasaporte, que siempre sé donde está salvo que esté en mi cuarto. Todavía piensa que no puedo cuidar mis cosas. No la culpo. No todas las niñas se olvidan la mochila en el colegio.
En ese momento también era difícil leer, no era interesante. Por el contrario, te hacía aburrida. Sumémosle la música clásica. Más aburrido todavía. Era mejor cuando comenzaba a sacar "El Pirulino" para violín y orquesta. Qué cague de risa. Qué vergüenza. Creo que "Tabaco y Chanel" era peor. Sí, definitivamente de eso no me quiero olvidar nunca por lo horrible que fue en su momento. Qué gracioso como cosas tan inútiles para la vida fueron tan determinantes según el año de nacimiento.
Iba yo de lugar a lugar con un celular sin señal y con el pasaporte en el calzón. Gracias al universo que nunca se me perdió. Gracias al universo que las latas de atún pasaron dentro de la maleta, aunque ni siquiera las comí. Las manzanas chilenas son lo mejor de Chile, lo más barato para un vegetariano y lo que te mantiene con vida sin presupuesto. Me gasté unos varios pesos en un cuarzo rosa para que me de suerte en el amor, que se me cayó al instante. Debe seguir por allá, por la calle Monjitas. En ese momento también era difícil leer, porque tenía que elegir entre comer o comprarme un libro.  Creo que no hay competencia para Violeta Parra.
La lluvia me complica la lectura. Las páginas se mojan y se pegan una con la otra. El olor del libro cambia. Huele a ti. Hueles a lluvia, no me había dado cuenta, no sé si sabes. Fumar y leer bajo la lluvia es una tarea hecha para valientes. Por supuesto que lo conseguí, un resfrío también. Los labios partidos. Un poco de sangre. No me di cuenta y tenía una moneda en la boca, el sabor del metal no tiene comparación. No estoy acostumbrada a tener la piel tan seca por tanto tiempo, más aún si estoy empapada. Qué contradicción tan bonita.
Me di cuenta en todo ese tiempo que el silencio alimenta mi insomnio, y que tu eras puro ruido. Tus gritos me arrullan y tu compañía es lo suficientemente incómoda para sentirme a gusto. Pero qué tanto puede decirte una escritora de medio pelo que no encuentra la posición exacta para leer. Boca abajo me duele el cuello, boca arriba se me adormecen las manos, sentada me muevo cada dos minutos y sobre tu pecho me da calor. No me gusta que me toquen tanto. Cómo va a poder escribir la escritora si lo último que ha leído es su horóscopo (y el tuyo, sólo porque tenía tiempo libre). Quise leer si nuestros signos eran compatibles, pero se colgó la computadora, siempre se cuelga, desde que intenté instalar una actualización de no sé qué para no sé cuántos que seguramente tú sí sabes para qué sirve. Yo lo hice porque ni leí bien qué era. Yo acepto, nomás. Debería emplear más de eso, de aceptar. Aceptarme. Aceptarnos. Ya me olvidé si es con "h" o con "s" o con las dos. No uso mucho esa palabra, me suena rara. Se ve complicada. No me gusta.
Pero qué tanto puede decir una escritora que no lee más que su horóscopo y el tuyo. Algún mail importante, pero casi todos son spam, sumamente impersonales. Parecidos a los horóscopos pero sin referencia a una fecha, siquiera. Qué difícil se me hace leer hasta el correo no deseado.

Cuánta tranquilidad. Cuánto silencio. Qué difícil es la lectura si los libros saben a ti.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Me encantan tus escritos, me fascina tu manera de redactar y tu inspiración.
paso un tiempo largo en que no publicabas nada y me preocupaba e intrigaba que te sucederia;te desconozco y me gustaría conversar contigo, descubrir esa presencia invisible y sentir esa magia envolvente que tanto me fascina, ver los origenes y tu fuente de inspiración; Sería mi deleite y mi sueño compartir contigo unos minutos que tanto me llenarían y agradecería eternamente.
Te dejo mi whatsa y espero ese momento Mágico. 0034629781947